No es desconocido para nadie, a estas alturas, el aumento notorio de los problemas mentales en la sociedad actual y una gran parte de dichos problemas, están debidos al estrés. Eso salta a la vista, pues con el ritmo loco que venimos llevando, resulta harto difícil mantener la cordura. Una de las alternativas terapéuticas que se maneja con mayor tino, aprovecha la relación entre el deporte y el estrés, para complementar o sustituir los tratamientos psiquiátricos y psicológicos.
La sociedad exitista y consumista en la que nos hemos convertido, nos lleva a una loca carrera en procura de conseguir el éxito rápidamente, para poder comprar y tener más que nuestros semejantes, perdiendo de vista nuestras necesidades reales, los afectos y en definitiva, nuestra propia vida, en pos de caer en gracia a los demás. Porque en definitiva, de eso se trata. Todos buscamos posesiones, glamour, éxito y demás parafernalia, por el simple y sencillo hecho de que todos deseamos que nos quieran. Es allí, donde aparece el estrés y sus derivados.
Y en este post estamos dejando de lado a ese grupo mayoritario de la población mundial, que no puede darse el lujo de estresarse o pensar en posesiones, porque están demasiado ocupados intentando sobrevivir apenas.
Aclaremos que dentro del estrés debemos incluir trastornos como la depresión y la ansiedad. Estos problemas suelen ser tratados con psicoterapia y fármacos, pero estos tratamientos pueden presentar efectos colaterales, además de su elevadísimo costo monetario. Esto ha llevado a los especialistas a la búsqueda de nuevas soluciones y una de estas ha sido la práctica de deportes.
De acuerdo a los estudios, el ejercicio físico tendría un valor preventivo y terapéutico para la depresión y la ansiedad. Por supuesto que esto no es una novedad, ya que el valor del deporte era conocido desde tiempos de Hipócrates, pero la medicina moderna fue perdiendo el interés en estas terapias, como siempre ocurre, a favor de las tecnologías más modernas como la psicofarmacología y la neurobiología, que se creían la panacea en su momento. O lo que sería lo mismo, en favor de los intereses de los grandes laboratorios y las altas esferas del poder. Pero como siempre, las panaceas no funcionan como lo esperamos y retornamos a los métodos naturales.
No se necesita ser un científico para conocer los beneficios del deporte sobre las emociones del ser humano, basta con practicar alguno y veremos nosotros mismos los resultados. Nuestro cuerpo funciona mejor, nos sentimos mejor, más alegres, nos fatigamos menos y nos vemos mejor. Esto por sí solo, contribuye a disminuir la carga del estrés.
Estos beneficios no son exclusivos de los deportistas de élite, sino que funcionan a cualquier nivel, hasta con deportistas de la tercera edad o personas con discapacidades físicas.
Veremos que los aportes del ejercicio a nuestro organismo, pueden resumirse en tres áreas: cardiorrespiratoria, fuerza y resistencia muscular, flexibilidad. Numerosos estudios realizados emplearon actividades aeróbicas y anaeróbicas para tratar trastornos de depresión y ansiedad.
Los estudios han demostrado que las actividades deportivas contribuyen a reducir significativamente la ansiedad. Por ejemplo, podemos observar mejorías luego de una sesión de ejercicios aeróbicos.
Claro que no cualquier ejercicio servirá para estos tratamientos, deben cumplir ciertos requisitos para producir el efecto tranquilizante: deben ser rítmicos (carrera, salto sobre obstáculos, caminata, montar en bicicleta), la duración de la actividad puede oscilar entre 5 y 30 minutos, con una intensidad que constituya el 30-60% del máximo que cada sujeto admite.
Es cierto que no existen milagros y todo esto funciona luego de un período de entrenamiento, que puede llevar entre cuatro y veinte semanas.
Pero por otro lado, está demostrado que uno de los factores desencadenantes de la depresión es la falta de ejercicio. Algunos psicoterapeutas han llegado a comparar el valor de la práctica del ejercicio con el de algunos tratamientos psicológicos tradicionales.
En base a esto, podemos concluir que la práctica de deportes y ejercicio físico, pueden constituir una alternativa a los tratamientos psicológicos, o al menos, puede ser un complemento de los mismos, de acuerdo al caso. No olvidemos que el ejercicio produce un bienestar mental y una mejoría psicológica, por sí mismo, por lo que es beneficioso en cualquier caso, aunque no se padezca estrés.
El mecanismo que funciona en este caso, es que el ejercicio aporta una reducción del estado de ansiedad, también disminuye la depresión moderada, reduce el estrés, las neurosis, favorece el tratamiento de depresiones severas y resulta beneficioso psicológicamente para personas de ambos sexos y de cualquier edad.
Claro está, que ciertos tipos de ejercicio como los de alta intensidad, no contribuyen a reducir la depresión, sino que aumentan la fatiga, la tensión y los problemas de carácter.
Fuente: http://www.vitonica.com/wellness/fuera-el-estres-con-el-deporte
Les compartimos este video, con ejercicios sencillos que ahora mismo puede poner en práctica, para combatir el estréss, si hoy no puedes ir a la playa: